jueves, enero 24, 2008
Calurosas y ruidosas noches de verano
lunes, noviembre 26, 2007
Cuando la muerte acecha
Por circunstancias en las que no me detendré, he sido testigo en estos días de algo que ha vuelto a remover las poco cristalinas aguas que hace algún tiempo llenan el pozo de mi fe cristiana. Como saben, recibí una formación católica en el colegio, no muy reforzada en la casa ni en mi entorno más cercano, pero más que eso yo destacaría la "enseñanza moral" que recibí en el movimiento Scout, que sí marcó mi adolescencia y mi vida respecto al cómo ser una mejor persona. Suena ñoño pero para qué lo vamos a negar: el modelo me ha servido hasta hoy, y en eso sí que mi casa actuó como una gran caja de resonancia.
Me distancié de la religión cuando salí del colegio. Volví a tomar distancia cuando murió mi abuela de un cancer muy cruel que la tuvo injustamente sufriendo al límite de lo soportable. Nunca he entendido qué extrañas razones tendrá Dios para someter a dolores semejantes a personas, como ella, que han dedicado su vida a seguir el ejemplo de Jesús y han obrado casi como "santos en vida", postergando sus propias aspiraciones en pos de auxiliar a los que necesitan de su ayuda.
Por estos días una madre de 49 años, cuya hija mejor tiene 4, enfrenta la muerte pues el cáncer del que suponía se había liberado hace 5 años tras una delicada operación, volvió con fuerza y esta vez es incurable. Nuevamente se trata de una persona muy devota y seguidora de Cristo, que participa más que activamente en su iglesia y es un testimonio vivo de la santidad de Dios. Digamos, como para graficar, que quizás el Papa nomás sea más santo que ella.
Tan apegada y confiada de la gracia divina estuvo siempre esta madre, que su fe la llevó a desestimar los tratamientos médicos que le fueron sugeridos cuando los síntomas de este nuevo rebrote cancerígeno comenzaron a aparecer. "Dios no permitirá que vuelva a sufrir", decía ella con una fe que a ratos me parece una cortina para esconder el pavor de enfrentar una realidad espantosa como la que vive hoy. Su círculo más cercano refrendó esta opción de dejar todo en las manos del Señor y de tener como único desahogo la oración.
Sí, es cierto, podría uno pensar que Dios quiso que esta madre padeciera nuevamente este mal para despedirse de su paso por la Tierra y entrar definitivamente al reino de los cielos. Aun cuando tiene sólo 49 años, aún cuando dejará huérfana a su hija de 4 años, y sin considerar que el padecimiento extremo que sufre (el cáncer tiene comprometido casi todo su cuerpo y le produce intensos dolores que la tienen casi inconsciente) y olvidando que podría haber gozado de alguna "gracia divina" por haber sido una fiel servidora del Señor.
¿Pero y si no fue así, y si fue ella misma quien desestimó la ayuda que El quiso enviarle, a través del equipo médico que la atendía? Suena como al chiste del náufrago que reclama a Dios una vez en el cielo por haberlo dejado morir y no haber bajado a rescatarlo, a lo que éste le responde "pero si envié 3 helicópteros a buscarte y tú no quisiste subir". ¿Qué tal si, aferrada a la supuesta voluntad de Dios, esta madre simplemente no entendió la señal divina que le mostraba el camino de la medicina para detener el avance -entonces prematuro- del cáncer cuando recién aparecieron los síntomas?
Hoy ya no queda nada por hacer y ella irremediablemente morirá, a menos que suceda un milagro. Su salud se deteriora rápidamente y tememos lo peor para muy pronto, lo que sin duda dejará una estela de tristeza profunda que incluso me alcanzará a mi. A lo que tengo que agregar la inmensa duda respecto a la opción escogida. ¿Podría ella haber encontrado otro destino de no haber tenido tanta fe en Dios?
jueves, octubre 18, 2007
Fascinado
miércoles, septiembre 26, 2007
Quisiera parecerme a mi papá cuando tenía 36
miércoles, septiembre 05, 2007
Aun no me conformo
Un año se cumple por estos días de la trágica e inexplicable partida de Gonzalo. Y, francamente, no logro conformarme. Lo extraño como a un hermano, que aun cuando esté lejos o a veces estemos enojados, sabes que está allí y se alegrará de escuchar tu voz o estará feliz de aconsejarte.
Todavía me duele el pensar que perdimos tanto tiempo separados por cosas sin importancia. Que de no haber sido por eso habría estado a su lado en los momentos más difíciles, que habría estado conmigo cuando necesité un abrazo de amigo o simplemente salir a tomarnos una cerveza para reirnos de todo.
Lo bueno es que recuperamos lo perdido. Nunca voy a olvidar ese reencuentro después de tanto tiempo alejados, en que ambos volvimos a ver en el otro al amigo-hermano, al de siempre... Después de haber recorrido diferentes caminos, al final nos encontramos de nuevo y nos dimos un abrazo de hermanos, ocultando ambos las lágrimas de emoción pero dejando ver la inmensa alegría que traían consigo.
Es por eso que no me conformo. ¡Si estábamos recién retomando nuestra amistad de siempre! Había tanto todavía por compartir, más allá de lo bien que lo pasamos en el que fue su último hogar, la bella isla de República Dominicana. Faltaba tanto todavía.
Un pedacito de toda esa alegría que irradiaba quedó en mi. Y sólo me tranquiliza saber que él se fue siendo feliz, muy feliz. Quizás mucho más que todos nosotros, sin tener quizás la mitad de los motivos que nosotros pudiésemos tener para serlo.
Un abrazo para ti, dondequiera que estés.
jueves, agosto 09, 2007
La vida actual se resume en dos palabras
viernes, julio 27, 2007
Let's talk about me for a minute
Como dije, está difícil... no soy muy bueno para hablar de mi pero acá van mis garabatos.
1. Soy inconstante. En general parto super entusiasmado en casi cualquier cosa que me proponga hacer. Pero cuando se transforma en rutina... muero.
2. He aprendido a ser más tolerante conforme pasan los años y las circunstancias me han amoldado. Pasé de ser un tipo muy sensible pero forrado en una coraza, a ser un reconocido mortal lleno de imperfecciones que suele equivocarse más de lo que quisiera y que ya no teme tanto mostrarse vulnerable. Vaya que sirven las experiencias (propias y ajenas)...
3. Sigo pensando que tengo mucho potencial pero estoy algo cansado de llevar esa mochila. Muchas veces me he sentido estresado por no poder encajar mis expectativas con el esfuerzo que debo poner para alcanzarlas. Está más que claro que el talento no sirve sin el empeño. Y a mi a veces me pasa que confío demasiado en mi talento y me dejo estar. El problema es que ahí la brecha entre expectativas y resultados produce una gran frustración, sobre todo porque estoy consciente que lo que faltó fue poner más de mi.
4. Estoy tomando cada vez más conciencia del paso de los años. No es que esté nostálgico ni que esté disconforme con mi vida a los 35 años. Pero siento que todo pasó muy rápido, que aun cuando disfruté mucho mi juventud nadie me avisó que de repente me parecería tanto al estereotipo del "señor de corbata" que nunca pensé que llegaría a ser. Es como que el lolo de jeans rotos y zapatillas que salía con amigos a carretear y buscar minas se volvió a mirar al espejo... y se encontró con un señor de corbata, manejando un auto de caballero y pensando en asegurar su futuro, reclamando por los elevados gastos comunes, y preocupado por la educación que quisiera darle a sus hijos si es que llegan algún día.
5. Me he sentido un poco solo ultimamente. Y tengo mucho miedo de convertirme en un ser huraño. Durante harto tiempo busqué la soledad, cultivé relaciones distantes con todos (amigos, familia, pololas) y creo que era porque siempre he disfrutado el estar solo. Ahora estoy en un momento extraño, formando una familia del modo más atípico que podría haber imaginado. Aunque más feliz que nunca, me siento lejos de los que siempre he querido. ¿Será que cada cual está en lo suyo? ¿Será que es momento de empezar la segunda parte de mi vida, como jefe de familia y todo eso? Me encanta la idea, soy feliz y estoy realizado... pero ¿dónde quedó la (poca) gente que me rodeaba?
6. Soy cómodo, aunque no flojo. Pero entre mis prioridades está el vivir cómodamente, disfrutar con lo que me gusta, descansar y evitar los esfuerzos muy agotadores. Siempre he sido así en todo caso, no tiene nada que ver con la edad. Visto del modo negativo, esta actitud podría sintetizarse en la mezquina "ley del mínimo esfuerzo". Pero yo lo veo del lado positivo: vivo como me gusta y no tengo aspiraciones desproporcionadas respecto de mis posibilidades. Es decir, no me voy a matar por alcanzar logros que en realidad no me interesan.
7. Soy crítico en extremo y eso sí que me ha causado penas grandes. Aclaro que no sólo soy crítico con los demás sino tremendamente duro conmigo mismo, aunque no lo parezca. Muchas veces salgo en mi propia defensa cuando me siento atacado, pero a la larga siempre encuentro que hice algo mal y me reprendo por eso. Soy perfeccionista, meticuloso, me cuesta dejar las cosas a medias y prefiero mil veces no hacer algo antes que hacerlo mal. Y lo mismo espero de los demás, me carga cuando los compromisos no se cumplen o el trabajo no es riguroso.
8. Al fin el último. Soy admirador de mis padres. Han sido para mi un ejemplo desde todo punto de vista, y hoy me cuesta mucho encontrarles algo malo. Errores cometidos, varios. Pero como todo el mundo. Sin embargo, son la cristalización de todos los valores y principios que me sostienen hasta el día de hoy, y testimonios vivos de virtudes como la generosidad, honestidad, espíritu de sacrificio, amor a toda prueba, sencillez, y uuuuuufff podría llenar páginas con la admiración y agradecimiento que siento por ellos. Si de verdad pudiese pedir un deseo, sería que no se mueran nunca porque el mundo los necesita.